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Estética de las huellas de destrucción
Javier Landeras     
Stresemann Straße # 01, 2005 Stresemann Straße # 02, 2005

Henry Ries, fotógrafo del filme de Wolfgang Staudte “Los asesinos están entre nosotros” de 1946, tomó entre los años 1946 y 1949 imágenes de las ruinas y de los montones de escombros que parecen estetizar las secuelas de la destrucción 1. Ries halló en Berlín escenografías de fondo tal y como no se habría podido imaginar ningún creador de exteriores; paisajes de ruinas, vistas de una ciudad fantasmal, un escenario cargado simbólicamente de huellas que había dejado la guerra. Sesenta años después del film “Die Mörder sind unter uns” , dieciséis después de la caída del muro muchos de estos vestigios de la destrucción todavía no se han borrado.

 

Estas fotografías muestran un Berlín estacionario, en expectativa de cambio. Son espacios que irán desapareciendo lentamente, maravillosamente cubiertos de maleza, o desescombrados. Son en realidad huellas de historia. Tal vez sean los vacíos urbanos que más período de tiempo han permanecido inutilizados en las urbes europeas. Estas manzanas completamente segmentadas, estos vanos urbanos se transfiguran como vacíos de autoridad, de gobierno.

 

Las imágenes que aquí se muestran pretenden reflexionar sobre el espacio urbano, su fragmentación, el vacío, a través de la percepción y de la observación. Los terrenos que ahora vemos, fueron bombardeados a principios de 1945, año que representó el fin del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial. Están dentro del área urbana de Berlin-Mitte, superficies lindantes a la Stresemann Straße o la Zimmer Straße que quedaron vacantes al construirse el muro durante 1961 a 1989. Restantes elementos arquitectónicos han evolucionado lentamente. Permanece el solar de la Prinz-Albretch Gelände, donde se encontraba la antigua Escuela de Artes y Oficios que a partir de mayo de 1933 será el cuartel central de la Gestapo, donde se muestra la exposición permanente Topographie des Terrors 2, cuya fundación promueve la difusión de conocimientos históricos sobre el nazismo y sus crímenes. En este solar localizado entre las calles Prinz-Albretcht (hoy Nieder Kirchner Straße), Wilhelm Straße y Anhalter Straße, se encontraban de 1933 a 1945 las oficinas centrales del aparato de persecución y terror del régimen nacionalsocialista. El espacio representaba el centro de poder del espacio policial nazi y de la SS. En este lugar planearon el genocidio de los judíos, la persecución sistemática y el asesinato de otros grupos de la población.

 

Durante la última fase de la Segunda Guerra Mundial, los edificios gubernamentales en esta área fueron dañados y en parte destruidos por los ataques aéreos del ejercito rojo. Después de la guerra, estos lugares cayeron en el olvido, imperturbables por su historia convulsa en la memoria colectiva. Hacia finales de los años '50 ya no existían en esta zona ninguno de los edificios del antiguo régimen. No fue sino hasta finales de la década de los '70 cuando estos sitios históricos fueron descubiertos paulatinamente.

 

La mañana del 16 de abril de 1945 la artillería rusa disparó 1,8 millones de obuses en el asalto a la ciudad. Entre un 85% y un 90% del centro de la capital había sido destruido por los bombarderos aliados al empezar la batalla.

A través de la violencia bélica estas áreas del centro de la ciudad se convirtieron en terrain vague , expresión francesa que designa a los espacios vacíos, abandonados. La contradicción de la guerra hace aflorar a la superficie lo extraño, lo incalificable, lo inhabitable.

 

Indudablemente, hay una configuración espacial y una magnitud simbólica del espacio urbano, en este caso, como consecuencia y efectos producidos de decisiones políticas gubernamentales. La interacción entre la población y el lugar en el que habitan forma un sentido de identidad, un significado cultural. El sentimiento del lugar puede ser, del mismo modo, una forma de mirar o del apreciar comunitario hacia un territorio. Christian Norberg-Schulz hablará de Genius Loci , o sentido del lugar, del reconocimiento y expresión del espíritu del lugar. Un espiritualizado contenido humano que posee una personalidad claramente reconocible, una individualidad.

 

Ajenos a la eficacia productiva de la ciudad estos ecos de la brutal batalla son aparentemente olvidados, donde parece predominar la memoria del pasado sobre el presente. Cartografías obsoletas, espacios vacantes que mantiene la condición interna de la ciudad. La mayoría de las veces, corresponde a zonas baldías, abandonadas o semiabandonadas que han permanecido para constatar de lo allí sucedido, cargadas con memoria para el recuerdo.

 

La noción de vacío urbano, incluye espacios remanentes a la dinámica urbana, y también, terrenos que permanecen vacíos o subutilizados, reconocidos como urbanos que no se han desarrollado en la plenitud de su potencial. Asimismo, son tierras permanentemente desocupadas que se localizan dentro de los centros o límites urbanos, excluyendo los parques, las plazas o las áreas destinadas a usos públicos. Con ello nos referimos a inmuebles subutilizados como a terrenos vacíos o a espacios que cayeron en desuso. Cabría preguntarse cuánto tiempo han permanecido vacantes, o si existe un límite de tiempo, de inactividad para denominarlos de esta manera. Asimismo, además del valor de uso (que deriva de su uso directo por la producción y el consumo), preexiste el valor de opción (que puede derivar de los usos potenciales, de una probabilidad de su uso futuro) y el valor de existencia atribuido a un recurso en cuanto tal, como parte del patrimonio natural y territorial.

 

En estos lugares en espera, en cierto modo ignorados, nos interesa la relación existente entre estos espacios y las construcciones adyacentes. Acerca de la presencia de los edificios de fondo, que han quedado, y de las áreas vacías, ambos expresan mucho más de lo que puede parecer a primera vista. Tenemos en ellas el testimonio de un mundo que ha sido sepultado, de memorias rotas, de vidas ya pasadas que llenaron de voces, de gritos, de risas y lágrimas ese sector que cambio de imagen, que espera… Con el desvanecimiento de los edificios no sólo desaparecieron tan sólo unas fachadas, unas paredes, unos muebles, o unas cubiertas, sino que se desvanecieron muchas más cosas, se precipitaron al olvido miles de recuerdos que llenaron estos hogares de vida y de historia.

 

Desde una lectura existencialista de la ciudad y su territorio ejemplifican el espíritu y el pasado particular de Berlín. No sólo se comprende su existencia y persistencia como un problema de orden económico que se reduce a especulación, sino otros puntos de vista, nos llevan a identificar tres niveles indispensables de análisis; el primero desde un aspecto social por su unión con las extensiones simbólicas en la imaginación colectiva; segundo, espacial que reuniría elementos de identificación tipológica de los vacíos urbanos, para comprender las relaciones de las áreas estudiadas en su contexto territorial, y por último, el nivel político, donde se consideraría la imagen de la ciudad y/o su ausencia que subyace a la acción pública.

 

Como ha señalado Francesco Careri, …«los espacios vacíos dan la espalda a la ciudad con el fin de organizar una vida autónoma y paralela y, sin embargo, están habitados. Los difusos van allí a cultivar los huertos ilegales, a pasear al perro, a hacer picnic, a hacer el amor o a buscar atajos para pasar de una estructura urbana a otra» (…) «No sólo aparecen por todas partes grandes proporciones de territorio vacío sino que dichas porciones quedan conectadas por tantos vacíos a distintas escalas y de naturalezas distintas, que tienden a configurar un sistema ramificado que permite conectar entre sí las grandes áreas que habíamos definido como “vacíos urbanos”»(…) «Los espacios vacíos que determinan su forma constituyen los lugares que mejor representan nuestra civilización en su devenir inconsciente y múltiple. Estas amnesias urbanas no sólo esperan ser rellenadas de cosas , sino que constituyen unos espacios vivos a los que hay que asignar unos significados» 3.

 

Otras lecturas nos revelan nuestra relación con la velocidad y tiempo de desplazamiento en la ciudad. Una consciente forma de incorporar el tiempo en la experiencia del espacio. Como atributo esencial de la experiencia del paisaje, vemos moviéndonos porque la multitud de estímulos, mensajes, formas que nos bombardean en nuestros movimientos por la ciudad, se produce temporalmente. Son sentimientos ligados inevitablemente a experiencias del desplazamiento, del deambular. Nos trasladamos a través de recorridos y de miradas cambiantes, sorprendidos por la permanente innovación de lo que se presenta ante nuestros ojos.

 

La fotografía en un intento de estetizar las consecuencias de la destrucción y el abandono, documenta terrenos en su condición de expectantes, potencialmente aprovechables pero seguramente ya con un plan y calificación que no conocemos. Parece que la fotografía ha conquistado los espacios vacíos, abandonados, en los que ya han sucedido una serie de acontecimientos. No únicamente percepciones que de estos espacios podemos acumular, sino también las afecciones, es decir, aquellas experiencias que de lo físico pasan a lo psíquico.

 

La ausencia de uso, de actividad, de expectativa es fundamental para entender toda la potencia evocativa que estos espacios tienen en la percepción. Vacío, por tanto, como ausencia, pero también como promesa, como encuentro, como espacio de lo posible, y expectación. Solá-Morales dirá que las imágenes fotográficas de estos vacíos urbanos se convierten de este modo en indicios territoriales de la misma extrañeza, y los problemas estéticos y éticos que plantean envuelven la problemática de la vida social contemporánea 4.

 

Estas huellas de destrucción son la construcción del vacío en el espacio no intervenido. Es precisamente esta vacuidad y estas ausencias las que rescatadas nos aproximan a los lugares de memoria e incertidumbre de lo por venir.

 

 

Javier Landeras. Octubre 2005

 

1 - Ries, Henry_ Berlin. Photographien 1946-1949 . (Nicolaische Verlagsbuchhandlung, Berlin, 1998)
2 - http://www.topographie.de/
3 - Careri, Francesco_ Walkscapes. El Andar como práctica estética. Land&ScapeSeries . (G.Gili, Barcelona, 2002) p.181
4 - Solá-Morales de, Ignasi_ Territorios. (G.Gili, Barcelona, 2002)

 

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